martes, 11 de septiembre de 2012

102.- IVANHOE: La Novela, La "Pinícula" y El Cómic

Precioso banner de entrada (las cosas como son). Incluye óleo "chachipé" de William Warwick.


Ivanhoe es el primogénito de Sir Cedric, caudillo sajón que se propone restaurar la estirpe de su sangre (sajona) en el trono de Inglaterra, casando a su pupila Lady Rowena con Athelstane, el último sajón de sangre real. Pero Inglaterra está dominada por los normandos, enemigos jurados de los sajones (y de sus famosas chuletas adobadas)

A su regreso de la santa cruzada, el caballero Wilfredo de Ivanhoe se enfrentará al príncipe Juan Sin Tierra”, pérfido hermano del rey Ricardo Corazón de León, que ha aprovechado la ausencia de éste (prisionero del archiduque de Austria) para usurpar el trono. Ivanhoe contará con el apoyo de Sir Robin de Locksley, más conocido por su identidad secreta, el salteador de caminos Robin Hood. Ivanhoe participa en el torneo de Ashby y oculta su identidad haciéndose llamar «El Caballero Desheredado» (debido a que su padre lo desterró al conocer sus amoríos con Rowena). Wilfredo vence a todos sus oponentes, incluso al malvado templario Bois-Guilbert, quien promete vengarse de nuestro héroe. Al recibir el premio del torneo, Ivanhoe descubre a los presentes su verdadera identidad. También ha resultado herido en la justa, y es escondido de las garras de los normandos y puesto bajo los cuidados de la bellísima judía Rebeca, quien se enamora perdidamente de él. A su vez, la hermosa hebrea es pretendida por Bois-Guilbert.

Esta es, en líneas generales, la linea argumental de una de las novelas históricas más famosas de todos los tiempos.




En este simpático anuncio antiguo, de los cines de verano JONIA y OLIMPIA de Villajoyosa, se promociona la película IVANHOE o “El Paladín del Rey”, y de paso, se insulta a la inteligencia y sentido común de los posibles espectadores con esta frase que pretende crear intriga:
¿Se salva el rey? ¿Se casa Ivanhoe con la bella dama, o muere asesinado por sus enemigos?
¿Usted qué cree, mi querido publicista? ¿Qué la bella dama asesina a Ivanhoe y que los enemigos de éste se lían con el rey? ¡Noooo! Aunque conociendo la verdadera historia de Ricardo I de Inglaterra, más conocido por su alias “Corazón de León”, el último supuesto no resultaría en absoluto descabellado dada su probada homosexualidad. 
Incluso para quien no se haya leído la novela original, lo cual es un auténtico pecado, las respuestas a las preguntas del anuncio son tirando a fáciles.

Esta novela siempre mereció las más lujosas ediciones y las más bellas ilustraciones.

Y es que si hay una novela clásica de aventuras por excelencia (a la altura de “Los Tres Mosqueteros" de Dumas” o “La Isla del Tesoro” de Stevenson) esa es “Ivanhoe” (1819) obra de Sir Walter Scott (Edimburgo, 1771 - Melrose, 1832)
A Scott Puede considerársele como el primer autor de best sellers a nivel internacional de la historia. Vendió innumerables ejemplares en Europa, Norteamérica y Australia. Además de la obra que ocupa nuestro artículo, tuvo exitazos del calibre de “Waverley” (1814); “Rob Roy” (1818); “El Pirata” (1822) y “Quentin Durward” (1823)



Podría decirse que “Ivanhoe” (Sir Walter Scott, 1819) es la novela perfecta, ejemplar, hija del Romanticismo más radical; donde los buenos eran muy buenos; los malos, muy malos; y los judíos, muy judíos. Héroes y villanos difíciles de superar. Trama, aventura, acción, drama, comedia, romance… lo tiene absolutamente todo. Y todo bueno.

Diversas coloridas portadas de "Ivanhoe".  La primera, de Editorial I.G. Juventud, a 1 peseta,  La Revista Semanal
de Novelas Ilustradas "Biblioteca Oro", a 1,50 pesetas. La versión de "Classic Comics" solo  a 10 centavos.


Como buena obra de ficción, juega con la historia, distorsionándola hasta el punto de haber quedado en el sentir popular que Juan sin Tierra era lo peor de lo peor, cuando realmente no fue así; que Ricardo fue el mejor rey que tuvo jamás la pérfida Albión después del semificticio Arturo de Camelot, cuando en verdad el famoso hijo de Leonor de Aquitania era un simple cruzado, gabacho hasta la médula, que solo sabía hablar francés y odiaba profundamente sus estancias en Inglaterra al lado de su aborrecida esposa Berenguela de Navarra; también nos ha vendido la burra de que Sir Robin de Locksley era Errol Flyn y que robaba al rico para dárselo al pobre. 
Ese es el inmenso poder de la literatura, que en muchas ocasiones reescribe la historia y en otras muchas marca hasta el destino de las civilizaciones (y si no, ahí están el Corán o la Biblia como pruebas)
La novela de Scott es muy visual, muy cinematográfica, y apetece ilustrarla según estás leyéndola. De hecho, debe ser unas de las novelas más ilustradas de la historia. 


La Editorial Bruguera editó una versión preciosa que aunaba novela y cómic. Posteriormente incluyó
la obra de Scott en su colección "Joyas Literarias Juveniles", en un cómic un tanto cutre.


Ivanhoe” fue llevada al cine en 1952. Fue una coproducción anglo-estadounidense rodada en un rabioso technicolor y estuvo dirigida por Richard Thorpe, con Robert Taylor en el rol principal, acompañado por Liz Taylor, Joan Fontaine, George Sanders y Finlay Currie, entre otros. Obtuvo tres nominaciones a los Óscar. Era la cinta palomitera ideal para las famosas proyecciones de dos películas en sesión continua, que tan populares eran en la España de los 50, 60 y 70 del siglo pasado.


El éxito del largometraje hizo que el caballero de Ivanhoe pasara a la pequeña pantalla en 1958, con Roger Moore y Robert Brown como protagonistas. La popularidad que obtuvo Moore con esta serie de televisión hizo que posteriormente pudiera encarnar al “El Santo” en otro serial, y al mismísimo James Bond, agente 007 al servicio de su magestad, personaje que heredó del gran Sean Connery.


 
Posteriormente, en 1982, se lanzó otra versión del clásico, con Sam Neil y James Mason, pero no tuvo demasiada repercusión.

Este famoso título de la literatura mundial estaba en las estanterías de mi casa cuando yo era un crío. Era una curiosa edición de 1967 que formaba parte de una colección titulada (con mucha originalidad) “Biblioteca de Obras Famosas” de Ediciones Alonso. Por supuesto, yo había leído varias veces esta novela, que era una de mis favoritas, junto a la inigualable “Las Minas del Rey Salomón” de Ridder Haggart. Por eso, cuando en 1982, mi profesor del curso de Ilustración y Dibujo de Cómics me encargó como examen final una versión en viñetas de “Ivanhoe”, me puse muy contento.
Comencé con mucho entusiasmo, como puede verse en el acabado del árbol de la primera viñeta de la primera página, pero conforme iba avanzando el tiempo y se aproximaba la fecha de entrega, me entraron las prisas y solventé el encargo en 20 escuetas páginas que son un ejemplo de síntesis sin precedentes. No faltan ni un explícito: “El resto es historia” ni la famosa frase, típica de las historietas de la editorial “Migui Comics” para zanjar de una vez por todas los guiones, la mítica “¡En fin, todo terminó!”. Es curioso también observar cómo me permití licencias tan escandalosas cómo convertir a Ivanhoe y Rebeca en amantes, tan solo por poner sexo sin venir a cuento; u omitir por todo el morro el duelo final, el torneo donde nuestro cruzado se enfrenta al maloso Bois-Guilbert, sustituyéndolo por un zafio y tosco mandoble al cuello, al más puro estilo Conan, tan solo por meter con calzador violencia gratuita. 
El hastío que me invadía en las últimas fases de producción es notorio en la absurda conversación entre Cédric, Ricardo y Robin de la página 18.
  
El trabajo es de 1982, y me pilló en plena época de experimentación cromática con colorantes Mac Cormick, por lo que junto a técnicas mixtas compuesta por rotuladores "Carioca", ceras "Manley", acuarelas y pinturas "Alpino", suelen aparecer manchurrones psicodélicos de colores chillones.

Pues nada, después de esta excesiva presentación, aquí os dejo con este añejo cómic, que no me hizo famoso, ni yo lo pretendía, pero que sirvió al menos para aprobar un curso, que luego me permitió abrirme paso en el siniestro mundo de la ilustración publicitaria.

Rafael Martínez Sainero, Pirata 2012


2 comentarios:

  1. Un trabajo memorable. Un gran esfuerzo. Lástima que al final el plazo de entrega te condicionara. El delicado uso de las veladuras de macormic denota un trabajo previo intenso y extenso sobre ese medio (Doy fe: estaba allí y en ello también. Es interesante apuntar para quienes registren estos datos que, tres décadas después, las ilustraciones con macormic siguen teniendo una gran intensidad de color y el soporte no se ha deteriorado ostensiblemente). Es impresionante la capacidad de hacer cosas (muchas cosas) que se tiene a los veinte (acabo de presentir, siseante, al fantasma del abuelo Cebolleta junto a mi oreja). Veinte páginas de cómic a color son, a todas luces, excesivo encargo para un principiante, no obstante lo cual afrontaste el reto y lo acabaste. Chapeau, Pirata.

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  2. Muchas gracias, Sir Varilla. Doy fe de todo lo que apuntas. Y además, añado, la fotografía y el escaneado no son capaces de reflejar la verdadera intensidad y potencia de tintado que poseen esos colorantes cuando sus efectos son observados "in situ" en el original. Son como la acuarela más salvaje, pero elevada al cubo.
    También coincido con vos, mi querido Cebolleta, en lo de los 20 años... Si inventamos una pastilla que devuelva toda esa energía aunque solo sea por una hora, nos forramos. Propongo un "revoltijo-concentrado" de Coenzima Q10, Eleuterococo y 5 botecillos de Mc Cormick.

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