miércoles, 25 de septiembre de 2013

206.- Leo Messi y el síndrome de Fausto



Cuando Leo Messi era un niño feo, bajito y contrahecho, aquejado de una grave enfermedad hormonal que le impedía crecer como el resto de los niños, allá en el antiguo Virreinato de las Provincias del Río de la Plata, hizo un pacto con el Diablo.
- Quiero ser el mejor jugador de fútbol del Universo conocido - dijo el niño - llevaré el balón "pegado al pie" en todo momento, nadie podrá lesionarme y meteré tres goles por partido.
- ¡Concedido! - le contestó Belcebú - pero a cambio tendrás que cumplir ciertos "requisitos".


Pasó el tiempo y el Príncipe de las Tinieblas cumplió su palabra. Leo siguió siendo un joven feo, bajito y contrahecho, pero fue aclamado por todo el Universo conocido como el mejor futbolista que pisó la faz de la Tierra. Un día dijo Messi a Belcebú:
- Quiero meter goles como los de Maradona contra Inglaterra en el mundial del 86.
Y el demonio volvió a cumplir su promesa. Lo que no le dijo al muchacho, es que uno de esos goles lo lograría contra el Getáfe en un partido doméstico.


Y llegó un día en que todo le sabía a poco a Messi… Ni la vida marital, ni la paternidad, ni hacer mil anuncios, ni robar el dinero de los impuestos… Su vida estaba vacía.
- Soy el mejor del mundo, pero no soy feliz… Has permitido que haya otros futbolistas que obtienen mayor gloria que yo. ¿Por qué existen Cristiano Ronaldo, Neymar, Ribery, Iniesta? ¿Por qué no soy el campeón del Mundo? ¿Por qué sigo siendo bajito, feo y contrahecho?
- Ya te dije - contestó el Ángel Caído - que a cambio de tu don, habrías de cumplir ciertos requisitos… ¿Dónde estaría mi cuota de diversión por haber cumplido tus deseos? Nunca tendrás la verdadera grandeza de los líderes ni su reconocimiento, serás un ser inculto, más simple que el asa de un cubo, sin sentido del humor, hosco, soberbio, tiránico, ambicioso hasta la náusea, y lo que es peor, jamás serás Campeón del Mundo ni gozarás del verdadero amor de tus compañeros. Todos saben qué haces trampas. Nadie puede jugar así sin la ayuda de la magia… Todos te tienen miedo. ¡Con decirte que hasta Maradona atiborrado de farlopa y empuñando una recortá les hace más gracia a los humanos que tú, ya te digo tó!



Leo miró a su derecha y vio a Neymar bailando y sonriendo. Miró a la izquierda y vio a Andrés Iniesta elevado a los altares y repartiendo Kalisse para todos… Piqué tenía acceso ilimitado al culo (y sus increíbles movimientos) de Shakira. Todos eran campeones del Mundo (o de la Copa Confederaciones) menos él… ¿Qué mierda era esta? ¡Hasta Di Stéfano, en el ocaso de su vida, se lo hacía con un pibón de bandera… ¿Pasaré a la historia del Fútbol como el canijo que cosía balones a sus botas? ¡No me jodas! (perdón: ¡No me jodás!... ¡Belssébu! Esteeeeeee….

Rafael Martínez Sainero, Pirata 2013

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